Hará ya casi diez años, alguien me hablo de Seitai, una serie de prácticas para cuidar de la salud de forma natural. Tarde algún tiempo en querer saber más. Al principio curioseaba por internet intentando entender mejor en que consistía y como me podía ayudar.
En ese momento trabajaba como acompañante en un proyecto de educación libre y estaba absorbiendo como una esponja todo aquello que sentía que me podía aportar algo para comprender mejor a los niños y a sus familias.
Me di cuenta de que muchas personas vinculadas a la educación libre eran practicantes de Seitai y que incluso algunos proyectos lo tenían en cuenta en su proyecto educativo.
No tardé mucho tiempo en hacer un curso introductorio y de tener una experiencia de primera mano. Enseguida vi que podía ser algo que me podía ser útil, no solo para cuidarme a mi mismo, sino también para entender mejor a los demás. Pero aún no era del todo consciente de la profundidad que podía abarcar las prácticas del Seitai.
Empecé a practicar con el grupo semanal y por mi cuenta y me compré los primeros libros sobre el tema. Al principio no entendía nada, pero el Seitai puede ser todo lo profundo que tú quieras. Puedas quedarte en la superficie toda la vida o ir profundizando, cada uno encuentra lo que busca.
Algún tiempo después hice un intensivo en el Campus Mundet en Universidad de Barcelona: “Comunicación y movimiento en la educación” y ese fue el detonante que me hizo saber que quería ser monitor de Seitai y poder compartir todo lo que estaba aprendiendo con otras personas.
De alguna forma, el Seitai hacía puente con otras cosas que estaba aprendiendo en aquel momento y daba continuidad a un camino que ya había emprendido años antes con respecto a la salud. Había tenido varios problemas para los que la medicina tradicional no me daba soluciones y estaba encontrando otras forma de cuidarme, como la alimentación, el yoga, la meditación…
Al descubrir el Seitai no encontré solo una mirada diferente hacía la salud, sino también como esta se vincula con nuestra forma de ser, con como nos relacionamos con los acontecimientos que vivimos, con nuestros deseos, con nuestras frustraciones.
Es por eso que el Seitai no es una mera serie de prácticas, es una filosofía de vida y su fundador, Haruchika Noguchi, no quiso que fuera una terapia. Quiso que fuera una Cultura con mayúsculas.
Empecé a compartir todos estos aprendizajes en mi web: www.migueldelolmo.com
Actualmente, le estoy dando una vuelta al proyecto, lo que incluye la web. Preparo un nuevo podcast llamado “Gente Vital” donde no solo quiero hablar de Seitai, quiero conversar con personas y saber que les mueve hacer lo que hacen. Que les tensa, como se relajan, donde encuentran la energía para seguir adelante… Creo que esta puede ser una gran forma de conocer diferentes sensibilidades y aprender con ellas mientras sigo profundizando en la Cultura Seitai.